LOS BENEFICIOS DEL SACRIFICIO DE CRISTO EN LA CRUZ

En el mundo occidental, la cruz se ha constituido en un símbolo del cristianismo y desde los tiempos del Imperio Romano hasta nuestros días, esta figura ha representado a la Iglesia Cristiana en general. Y aunque la cruz fue un método de tortura y muerte para los criminales, Jesucristo, el Hijo de Dios, fue puesto en una de ellas para tomar nuestro lugar. Entonces, debemos hacernos la pregunta: ¿Por qué nuestro Señor debía morir de esta manera?.

Por este medio quiero compartir con usted 7 beneficios que recibimos por medio del sacrificio expiatorio del Hijo de Dios en la cruz. Estos son: (1) El perdón de nuestros pecados. (2) Anulados son: el pecado y la culpa por causa de nuestros pecados. (3) El enemigo (satanás) es derrotado. (4) Somos reconciliados con Dios. (5) Somos miembros de la familia de Dios. (6) Recibimos sanidad para nuestros cuerpos mortales. (7) Tenemos salvación y vida eterna.

Para comprender y fundamentar esta verdad, debemos leer la palabra de Dios en Colosenses 2:13-15. “Vosotros estando muertos en pecados, os dio vida juntamente con él, perdonandoos todos los pecados. Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, quitándola de en medio y clavandola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.

1.- EL PRIMER BENEFICIO ES EL PERDON DE NUESTROS PECADOS.
El pecado es vivir en rebelión, separados de la comunión con Dios nuestro creador e ignorando sus mandamientos y leyes. Esta situación nos conduce al castigo, la muerte y a la perdición eterna. Sin embargo, a pesar de esta condición, Dios el Padre, envía a Su Hijo Jesús a la tierra para cargar en él nuestros pecados, asumiendo nuestra culpa. El profeta Isaías hace una descripción muy nítida de la obra redentora de Jesucristo. “Ciertamente llevó él nuestros pecados. Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, más Jehová cargó en Él, el pecado de todos”. El perdón que emana de la cruz es la prueba más grande del infinito amor de Dios hacia la humanidad.
Cuando Jesús comienza su ministerio y es anunciado por ‘Juan el Bautista’, estas son sus palabras: “He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. (Juan 1:29).
También debemos recordar sus últimas palabras en la cruz: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. (Juan 23:34)

2.- LA CRUZ ANULA TODAS LAS MALDICIONES.
Dios había establecido en sus leyes que quienes no cumplieran sus mandamientos y leyes quedaban expuestos a una larga lista de maldiciones que están muy bien establecidas en el libro de Deuteronomio, capítulo 28.
De esta manera el sacrificio de nuestro Señor, borra las consecuencias de nuestra pecaminosidad. Por esta misma causa, cuando Jesús expiraba en la cruz, sufrió el abandono del Padre, he aquí la razón de sus últimas palabras: “Dios mío por qué me has desamparado?”. Sufrió las maldiciones en su propio cuerpo para así abrirnos el cielo y sus bendiciones.
Gálatas 3:13-14 dice: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, porque está escrito: maldito es todo aquel que es colgado en un madero, para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcance a los gentiles”.

3.- SATANÁS ES DERROTADO.
Ahora ya no tiene derecho alguno sobre nosotros. Ya no puede acusarnos porque nuestros pecados han sido borrados. Apocalipsis capítulo 12:10 dice: “Ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios, día y noche y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero”.

4.- RECONCILIADOS CON DIOS.
El sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo nos permite tener una relación cercana con nuestro creador. Ésta relación es posible porque nuestra culpa fue asumida por Él. Así lo reafirma el apóstol Pablo en su carta a los Efesios 2:13-16 “Ahora en Cristo Jesús… habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo… y mediante la cruz (nos) reconcilió con Dios”.
Podemos acceder hasta el mismo trono de su divinidad y gracia, pues en la cruz se restauró la relación que se había roto en el Jardín de Edén.
Por esta razón el libro de Hebreos 4:14-16 señala esto: “Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Esto nos permite invocar la ayuda divina en todo tiempo.

5.- TENEMOS UNA NUEVA IDENTIDAD.
Nuestro Señor vino a restaurar la identidad de sus criaturas para llegar a ser llamados HIJOS DE DIOS. Así lo afirma Juan 1:12: “A los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos HIJOS DE DIOS”. Cuando venimos a Cristo y nos rendimos a Él confesándole como nuestro Señor y Salvador, inmediatamente somos constituidos miembros de la familia de Dios. La palabra de Dios así lo reafirma y establece que ahora somos “conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:18-19).
La identidad perdida por Adán y Eva ahora es restaurada y podemos vivir los beneficios perdidos en el jardín del Edén.

6.- SANIDAD INTEGRAL.
En el plan divino de redención está incluida nuestra salud integral, esto es: Salud Espiritual (hemos “nacido de nuevo”), Salud Mental (estamos en paz con Dios) y Salud Física. Así lo confirmó nuestro Redentor cuando desarrolló su ministerio terrenal. Mateo 8:16-17 dice: “Sanó a todos los enfermos para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias” (Isaías 53:4-5).
Por muchos siglos las tradiciones religiosas no acogieron esta verdad bíblica, sin embargo los evangelistas dan cuenta con mucha claridad que la muerte de Cristo, no sólo nos redime (rescata) de la eterna perdición, sino también nos ofrece recibir salud física.
El testimonio del ministerio de los apóstoles reafirma esta verdad. Basta leer unos capítulos del libro de los Hechos de los Apóstoles para confirmar que la salud divina era restituida en cada predicación del evangelio del primer siglo.

7.- REDIMIDOS DE LA POBREZA.
Esta declaración es la que más controversia ha causado en el cuerpo de Cristo, la Iglesia. Y esta controversia ha sido causada por el abuso y la manipulación de esta verdad. Sin embargo, sólo tenemos que recordar que cuando nuestro Señor Jesucristo cargó nuestros pecados y maldiciones, estaba incluyendo la pobreza material. Estas maldiciones (incluída la pobreza) establecidas en el Antiguo Pacto, fueron borradas en la cruz del Calvario, de acuerdo a Gálatas 3:13-14.
Además, cuando Dios trata con Abraham y le promete bendición, estaba incluyendo la bendición económica. 2 Corintios 8:9 dice: “Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”. Todo el capítulo 8 y el 9 está dedicado a la bendición económica.

INVITACIÓN
Esperando que esta lectura le haya ayudado a comprender un poco más acerca de la obra de amor de Jesucristo el Hijo de Dios, queremos invitarle a que le reciba y le acepte como su Señor y Salvador mediante una sencilla oración.
Lea y repita esto, y comience una nueva vida con los beneficios que Cristo pagó en la cruz por todos nosotros: “Señor Jesús, yo creo en ti y creo que viniste a la tierra a morir tomando mi lugar en la cruz. Te ruego que perdones mis pecados y que entres en mi corazón, pues ya no quiero vivir separado de ti. Te ruego que me des vida eterna y que escribas mi nombre en el Libro de la Vida. Hoy yo te acepto como mi Señor y Salvador. Necesito tu ayuda para vivir una vida plena para la gloria de tu nombre. Amén”.

Si hizo esta oración entonces necesita alimentar su nueva fe con la Palabra de Dios. Además necesita congregarse para crecer espiritualmente. Busque una casa de oración donde le enseñen la Palabra de Dios, nuestros días de reunión y horarios correspondientes están publicados en este mismo sitio web.

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